Proyecto de Investigación

 “Si buscas resultados diferentes,
no hagas siempre lo mismo"  
(Albert Eisten) 

Una de las paradojas de nuestro tiempo es el contraste entre el éxito de nuestros avances y la pobreza de nuestras formas de tratar la realidad humana. La sociedad actual se mide en términos de éxito y fracaso, desviando la atención del sentir, el comprender, evolucionar y crecer. Somos expertos en tecnología pero en muchas ocasiones nos comportamos como analfabetos en el “arte de vivir”.
            En nuestra civilización actual hemos dividido la vida en tantos departamentos que la educación tiene muy poco significado, excepto cuando aprendemos una profesión o una técnica determinada. En vez de despertar la inteligencia integral del individuo, a educación lo estimula para que se ajuste a un molde; y por lo tanto le impide la comprensión de sí mismo como un proceso total.
(J. Krishnamurti; La educación y el significado de la vida)
Aprender a ser, aprender a vivir es la gran demanda social hacia la escuela. Se trata de un contenido de gran dificultad para ser enseñado, sin embargo es el más importante, es el aprendizaje que va a acompañar a nuestros niños y niñas toda su vida, toda su existencia y en todas sus dimensiones. Educar es mucho más que transmitir conocimientos, es mucho más que informar. Educar es lo que la sociedad demanda hoy a la escuela: desarrollar en nuestro alumnado el pensamiento, el juicio, la sensibilidad, la ética, la creatividad, la empatía… El arte del “buen vivir”, del que hablaban los clásicos griegos;  y es que la calidad de una vida depende de la calidad de los pensamientos y no de la calidad de las circunstancias.
            “La formación del maestro que va a ayudar a la vida va mucho más allá que el aprendizaje de ideas. Puede incluir la formación del carácter. Se trata de una preparación del espíritu” (María Montesori).

            Por todo ello, decidimos poner en marcha un proyecto de investigación que recogiera estas inquietudes. Entendemos que se trata de un trabajo de gran envergadura, en el que contamos con la inestimable implicación de profesionales externos al Centro que forman parte de nuestro proyecto (Inma,   Rafa y Anfrisia), nuestra profesora de yoga (Christine) y, sobre todo,  enormes dosis de ilusión.


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